lunes, 13 de junio de 2011

No hay nada que no puedas hacer…

Sábado once de junio de dos mil once, ligeramente pasadas ya las dos de la tarde, esperando a subir al autobús que nos va a llevar a la playa de Getaria. Todo preparado, ya sólo falta bajar del autobús, entrar en la playa, esperar que den la salida y empezar a nadar. El máximo nivel de nervios de toda la semana, por la responsabilidad, por lo desconocido, por el tiempo de corte, por el mar, por todo…Mirada perdida hacia ninguna parte, concentración máxima (la mirada de ‘Rocky’ que llevaba todo el fin de semana, como lo bautizó Alfonso). Mi hermano Sergio –mi fiel escudero, como siempre- me pasa el teléfono, es Begoña, estoy muy nervioso, no sé si voy a ser capaz, le digo mientras mantengo la mirada fija en ese ningún sitio. Entonces, oí las palabras mágicas que me acompañaron durante toda la carrera hasta que entré en la meta: ‘No te preocupes, no hay nada que no puedas hacer’. Me cambió el ánimo: es cierto, puedo hacerlo, me dije, por lo menos por mí no va a ser, voy a dejarme todo en la carrera, no voy a guardarme nada…
Es alucinante, vaya temporada, la más bonita de las dos que llevo, no sólo por los tres mega-retos cumplidos (Lisboa, Buitrago, Zarautz) y bien cumplidos, ni por los tiempos muy similares en las tres pruebas (alrededor de las cinco horas veinte minutos), ni por las dificultades superadas en cada uno de ellos (lluvia en Lisboa, diluvio y frío en Buitrago, dureza en el mar en Zarautz), ni siquiera por haber superado un nuevo reto (en Lisboa y Buitrago me reservé en la bici para poder disfrutar más en la carrera a pie; en Zarautz me vacié desde el principio y me obligó a desarrollar un nivel más: el sufrimiento en la última vuelta de la carrera, el superar cada pinchazo y cada dolor sin pensar más que en apretar más los dientes y pensar en disfrutarlo también…), no, ni siquiera por eso. Simplemente ha sido maravillosa por todo lo que ha llevado alrededor: el apoyo incondicional de Begoña (imposible sin ella), nuestro bebé que nacerá pronto, mi escudero Sergio, las incondicionales Vanesa y Pilar, presentes siempre, también Cristina, África y nuestros hermanos berracos (Alfonso, Rafa, espectaculares). Y mención especial para los que empezaron a creer en este sueño: Rober, magistral en las clases de natación, un fenómeno corriendo (paradigma de la versión ‘zip’ del triatlón, al primero que se apunta es a Lanzarote…), Mariví, la ‘madre’ de todo esto, que ganas le pone, verdadera capitana del equipo. Y cómo no, el maestro, Ángel, mentor de nuestras batallas, caballero infatigable, todos sus consejos, hasta los suicidas, surten efecto, menudo titán. Y para titanes, mis dos fieles compañeros del ‘tridente Zagros’. Pase lo que pase, este tridente estará siempre: Javi, qué tranquilidad, positivismo, envidiable, no le dejaron acabar en Zarautz y seguía con el mismo ánimo e ilusión de siempre; y qué decir de Rafa, ‘Gladiator’, yo ya no le puedo llamar de otra forma, qué capacidad de sufrimiento y de superación…
A todos, gracias, por hacer este sueño posible y por seguir construyendo muchos más que vendrán en el futuro. Precisamente, esto era lo que pensaba en la playa de Getaria, esperando en la salida con los otros dos miembros del Tridente, con mayúsculas, con la mirada de Rocky perdida en ningún sitio…

AITOR PASERO

1 comentario:

Unknown dijo...

Uffff...uno mas. Que te queda?. Te admiro.