Eso fue lo
que pensé cuando a mitad del Duatlón Cross Holmes Place (6Km/24km/2,8km) el
pasado domingo 20 de mayo de 2012 empezó a llover fuerte y la lluvia se
transformó en granizo.
La salida de la competición se retrasó por causa de la lluvia
una media hora y sobre las 11:00h empezamos a correr los primeros 6km. El
terreno no parecía estar en mal estado, algún charco y casi sin barro.
Como ya conocía la prueba, quise reservar fuerzas, más que
nada porque mi tendón de Aquiles que esta temporada me ha hecho estar lesionada,
mucho más tiempo del que he querido, me había avisado los días anteriores. Aun
así el objetivo era poder terminar la prueba, una vez más sin dolor en el tendón.
Pero los objetivos que te marcas muchas veces no se cumplen y más cuando se
alían los fenómenos meteorológicos y te cae la del pulpo.
En el segmento bici me encontré bien durante las dos primeras
vueltas. Isma (mi marido) y yo había estado preparando el terreno unos días
antes y sabíamos como atacarlo. Pero empezar a llover y salirse la cadena de la
bici, fue todo uno. De buenas a primeras la lluvia se transformó en granizo que
te hacía daño en la piel, sobretodo en la mitad del recorrido, que es bajada y
que íbamos todos, a toda velocidad.
Pero lo peor estaba por venir, el terreno se convirtió en
chocolate, sobretodo en la parte final de recorrido en cuesta y roderas
considerables, barro por todos lados, hasta en las orejas (Aitor me recordó al Du de Torrejón!). El patinaje de las bicis era
constante, muy pocos lograban subir sin caerse.
Maria Reigal en el podio del Duatlón Holmes Place (Alegra). |
Cuando estaba al final de la tercera vuelta me caí en ese
tramo, con tan mala suerte, que se me subió el gemelo. No podía levantarme, los
corredores pidiéndome que me apartará. No me podía mover del dolor que tenía, y
encima de los nervios porque estaba molestando al resto de corredores. Cuando
me pude levantar, del barro que había, no me podía montar en la bici que
patinaba. La arrastré y claro, las ruedas se convirtieron en donut!!!, o noooo
otra vez!!! No podía con la bici, pesaba una barbaridad con el barro y cada
paso que daba me resbalaba y eso que solo necesitaba un poquito de fuerza, para
subir un tramito y el terreno se hacía llano y con verde sin barro, para que la
bici se agarrase, pero no tenía fuerzas y no lograba llegar. Los chicos que controlaban
la carrera no me podía ayudar, pero a la vez no paraban de animarme “ …venga un poco más, coge la bici en vilo y
pasa a lo verde…” no podía estaba cansadísima. Hasta que un corredor se
paró y me ayudó a coger la bici en vilo y pasar el tramo. Fueron unos minutos súper-duros
(nada comparado con lo que han pasado nuestros chicos Iroman, Enhorabuena!!!).
Tras conseguir superar ese tramo solo pensaba, “bien.., pero todavía me queda la última
vuelta de bici y pasar de nuevo por ese tramo el gemelo de dueleeee…”
Creo que la alegría de saber que era la última vuelta, me
hizo afrontarla con mucho ánimo y logré hacerla sin penurias.
Ya sólo me quedaban
los 2,8km corriendo y se acabó el sufrimiento, pero cuando me baje de la bici en
la transición, el gemelo no me dejaba correr. Uno de los controladores de la
carrera se ofreció a darme un pequeño masaje para bajar el gemelo, pero solo
pensaba en terminar cuanto antes el calvario, así que, empecé andando el último
segmento y poco a poco cogiendo ritmo. Isma no paraba gritar animándome “…solo son 4 vueltas por asfalto, de rotonda a
rotonda, es pan comido, tú puedes…” y por fin terminé 2:04:11. Que duro!!!!
Quedé la segunda, pero la primera chica me sacó cerca de 20min de diferencia.
Cuanto me queda por mejorar!!!
Maria Reigal.
Triatleta del Club Zagros Triathlón.