lunes, 26 de abril de 2010

III Duatlón Arroyomolinos, 25/04/10. Pues…casi que prefiero la lluvia...

Nada, que el que no se queja es porque no quiere: si llueve, porque te mojas, si hay barro, porque no hay quien mueva la bici, si hace viento o frío, porque ni la bici ni tú, no se mueve nadie…Pero por fin, ayer, nada de esto: ni lluvia, ni barro, ni frío, ni viento: al fin, tres meses después de empezar esta apasionante temporada, ¡una carrera con sol! No me lo podía creer: con ropa ligera, gafas de sol (como le gusta a Ángel) y una sensación muy agradable a las 10 de la mañana. El problema es que la competición empezó a las 13h, con lo que de “agradable” pasó a “calor insoportable”: madre mía, ¡faltaba el aliento!, y, encima, sólo con el agua del bidón de la bici (primera carrera que veo que no dan agua durante la competición). Pues ahí estábamos Pablo y yo (él se estrenaba) como únicos representantes de Zagros. Los dos coincidimos en que tenemos que hacernos la equipación ya, qué envidia ver al resto, aunque sólo fueran dos (ni que decir tiene los que iban más de 20) con la misma ropa, como que impone más…
Respecto a la carrera, muy rápida (sobre todo la bici) y dura por algún repecho y por el calor. Yo mejoré cuatro minutos respecto al Duatlón de Alcobendas, para un total de 1:17. Pabló se estrenó genial, 1:13 y sin agua…

Vamos, que casi prefiero la lluvia…

Aitor.

Duatlon Cross Cerceda. Corriendo bajo la lluvia.

A las nueve de la mañana ya me estaba acordando de aquella maravilla del séptimo arte que crearan en 1952 Stanley Donen y Gene Kelly, donde se veía a un ilusionado Kelly haciendo caso omiso a la cantidad de agua que le caía por encima mientras bailaba por aquella calle, subiéndose a las farolas y chapoteando sobre los charcos mientras cantaba aquel mítico “Singing in the rain”…
Pues esa es la canción que me acompañó durante la hora y cincuenta y cuatro minutos que duró para mí el duatlón-cross Cerceda 2010. Amaneció el día lloviendo, y así continuó durante toda la mañana. Mal día para correr y montar en bici por tierra, pensaba mientras daban la salida (40 minutos tarde) a la vez que vaticinaba cómo iba a terminar de barro (de arriba a abajo, orejas, boca y ojos incluidos).
Pero, a pesar de todo, disfruté la carrera: esos charcos-ríos que hacían que en cada pedalada se hundiera en el agua hasta la rodilla, ese viento, esa lluvia, ese terreno en mal estado…Además, sin salirme de mis tiempos: 24 minutos los 6 primeros Km. de carrera, hora y cuarto en la bici y 12 minutos los tres últimos Km. a pie más tres minutos perdidos en las dos transiciones.
Ahora, a esperar a ver qué tiempo hace el próximo domingo en el duatlón de Arroyomolinos. Aunque creo que no me importa mucho, estoy cogiendo ya el gustillo (como G. Kelly) a “cantar” bajo la lluvia en cada competición…

Aitor.

domingo, 18 de abril de 2010

CUATRO TRIATLETAS RUBIAS Y UNA CARRERA DE 5 KILÓMETROS.

Luxemburgo, etapa prólogo del Tour de Francia 1989, Pedro Delgado se despista y llega 2 minutos 40 segundos tarde a la rampa de salida… son cosas que pasan.


Madrid, 11 de abril de 2010, prueba de 5km, 9:00h de la mañana. Acaban de salir los que corren la media, nosotras aún tenemos diez minutos, suficientes para entrar al baño a pesar de la cola y para calentar; es decir, andar bajo el sol hasta la línea de salida.
Luce el sol y todo va sobre el horario previsto: nos hemos levantado a las 7.00 horas a pesar de ser domingo, y hemos superado el primer impulso de mandar todo a rodar y quedarnos tan ricamente en la cama; “tenía fiebre”, excusa perfecta pero poco creíble así que, ¡arriba…!
Desayuno, ducha y vestuario, perfectamente coordinadas las mallas con la camiseta, los calcetines, las zapatillas, los cortavientos rosas…todo glamour…!; y deprisita al coche, que hemos quedado.
Salimos a la calle y primer descubrimiento: los domingos a las 8.00h las calles son reversibles, no sólo sirven para volver de juerga, también pueden ser utilizadas para ir a sitios. Llegamos al Retiro y segundo e insólito descubrimiento: a las 8.30 horas de un domingo hay problemas de aparcamiento. Alguien propone ir corriendo hasta el Retiro pero se impone la cordura: calentar cansa, y tenemos 5Km por delante…tranquilidad, que es domingo.
Son las 9.00 horas y hemos saludado a José Luis y a David, hemos cogido y colocado nuestros chips con suma elegancia en nuestro perfectamente coordinado vestuario y aquí estamos, esperando para entrar al baño (por llamar a eso de alguna manera, en ese momento hubiéramos deseado ser chicos). Somos cuatro mujeres y no se puede empezar una carrera sin entrar al baño… ya está, estamos listas.
Bueno, es el momento de calentar, así que buscando el solecito (andando deprisita más que corriendo) vamos hacia la salida… qué raro... nos parece entender que esperan a los primeros participantes en 15’…¿¿cómo?? ¡Pero si aún no hemos salido…!
¿Por qué hay tan poca gente en la salida? De hecho, ¿dónde está la salida...? Es más, ¿por qué no hay nadie…? Parecemos Eduardo Noriega en la Gran Vía de la peli: “Abre los ojos”.
¡¡No puede ser!! Hemos llegado tarde, ¿por qué no nos han esperado? No hay nadie a nuestro alrededor, somos mujeres y podemos llegar tarde aunque sea el día de nuestra boda, ¿no…?
Al fondo nos parece ver un grupo de gente que deben ser los últimos que salieron; echamos a correr con todas nuestras fuerzas, Charo tira y se incorpora al grupo, María José y Vero se paran (si no hay contra quién competir para qué seguir); Chus se pone nerviosa, tiene que completar la carrera o perderá la comida que se ha jugado… momentos de incertidumbre, ¡tanto madrugar para esto…!
¿Qué hacemos? De pronto descubrimos un atajo (sí, da un poco de vergüenza, pero nos quitamos 500 metros) y en ese momentos vemos pasar un cortavientos rosa, es Charo: “¡Charooooooo, estamos aquiiiiiií…!” y ahora sí empieza la carrera.
El recorrido es muy bonito y cómodo, es muy divertido tener la calle para ti, la temperatura es excelente y todo va muy bien hasta que de pronto aparece ELLA: la cuesta del “Ángel Caído”, ¡pero no se va a caer! Menuda pendiente tiene la cuesta, imposible estar derecho, insufrible, pero en fin: hay que terminar como sea.
Y finalmente terminamos; no estamos tan glamorosas como al principio pero hemos pasado un rato super divertido. Entre risas, decidimos ir a esperar a los chicos y a María que corren la media…vemos pasar a Javi y a Rober…, qué cara de fatiga llevan. No saben lo del atajo, se lo tenemos que contar para el año que viene.
Os dejamos, hemos quedado para ir viendo la colección deportiva de verano, ya veréis nuestro nuevo equipamiento en la carrera de la Mujer.

Bss,

Charo, Chus, María José y Vero

miércoles, 14 de abril de 2010

MEDIA MARATHON VILLA MADRID 2010... por Javi.

El pasado Domingo asistimos a una de las pruebas más esperadas del año: el Medio Maratón de Madrid 2010. Es una fecha estupenda para ponerse a prueba para el MAPOMA para los que se presentan, pero también un objetivo en sí mismo para muchos corredores. De hecho, para mí el medio maratón es la distancia más divertida: ni tan rápida y agónica como los 5 o los 10 km, ni tan larga y pesada como el maratón. Lo suficientemente larga para disfrutar un buen rato del recorrido, a un ritmo rapidillo pero con sensaciones agradables la mayor parte del tiempo.
El día amaneció tan bueno como se puede pedir. Despertador a las 6:45, desayuno con café y tostada como todos los días, y a a la cama otro ratito. La ropa para el desplazamiento hasta la salida, para la carrera y la post-carrera, el dorsal y todo lo necesario quedaron preparados el día anterior. A las 7:30 me empiezo a poner en marcha, y un rato después estoy en la calle con la bici: he decidido utilizar este medio de transporte para llegar hasta la salida. Me permitirá tener controlado exactamente el tiempo que tardo en llegar, y acercarme hasta la misma mesa donde se entregan el chip. Además, a esa hora un Domingo el paseo por las calles vacías de Madrid es una maravilla. Hace un fresco agradable, no frío. Pedaleo suavemente para no cargar las piernas, me sirve de calentamiento. Según me acerco al Retiro, por la calle Príncipe de Vergara, tengo oportunidad de explorar parte del recorrido que vamos a hacer después. Veo pasar motos de la Policía Municipal, agentes cortando las calles aledañas al recorrido. Paso por el kilómetro 15, y los voluntarios están ya organizando el puesto de avituallamiento, descargando un camión de botellas de agua y preparando las mesas donde las colocan... me voy metiendo en el ambiente.
Al entrar en el Retiro, me encuentro un hervidero de gente. De repente, un ambientazo. Tengo que desmontar porque no se puede circular y me acerco arrastrando la bici a pie a la Casa de Fieras, el mini zoo abandonado del Retiro. Aseguro la bici a los barrotes de lo que creo era la jaula del oso polar y me dirijo a pie a la entrega de chips. Tras recogerlo, espero un poco a los amigos que van a correr. No me gusta quedar formalemente antes de las carreras porque prefiero estar a mi rollo concentrado en la carrera, pero siempre decimos una hora y lugar orientativos, por si nos vemos un momento. Si no, no pasa nada, ya habrá tiempo para comentar la carrera despuñes frente a unas cañas. Hoy viene mucha gente conocida a correr y veo a algunos... un saludo rápido y al ropero a dejar la mochila. Por el camino encuentro a más gente. Entre ellos a uno de nuestros estupendos preparadores en Zagros, Roberto. Saludos rápidos y cada uno sigue con sus tareas previas a la salida.
Este año la temperatura es una delicia: después de dejar las cosas en el ropero y quedarnos con lo justo para correr, no hace nada de frío. Parece que dentro de un rato hasta puede que pasemos un poco de calor: el sol brilla, no hay ni una nube. Después de la temporada de invierno que hemos pasado, con frío y lluvia en casi todas las carreras, esto es una maravilla.
Me dirijo a la salida, con la intención de colocarme cerca de la liebre de 1:30. Mi objetivo es mejorar mi tiempo de 1:28:40 conseguido en la Media Maratón Ciudad Universitaria un par de semanas atrás. Me ha costado recuperarme de aquel esfuerzo, pero con la ayuda de los fisioterapeutas de Zagros (Gracias, Toni y Goyi !) me siento preparado por lo menos para bajar de 1:30. Toni me ha dejado las piernas estilo robocop, con un vendaje neuromuscular de color negro.
Parece que he estado demasiado relajado y me he acercado tarde a la salida, porque ya está abarrotada de gente y después de un rato serpenteando entre la multitud me encuentro completamente bloqueado en la zona de los corredores de 1:40. Imposible acercarme más. Con los nervios maldigo para mis adentros a todos los que están más adelante y no van a correr ni por asomo al ritmo que corresponde a ese puesto en la salida. Echo de menos un sistema de cajones como en la San Silvestre Vallecana. Bueno, al final la culpa es mía por no haber llegado antes. Espero pacientemente al pistoletazo de salida.
A las 9 dan la salida. Tardo del orden de 2 minutos en pasar por el arco de salida, caminando. En seguida puedo trotar un poco y empiezo a buscar huecos para adelantar, tratando de no malgastar demasiadas energías en zigzaguerar a través del gentío. Me doy cuenta de que se me olvidó poner el cronómetro a funcionar al pasar por el arco de salida, asi que toca esperar hasta el kilómetro 1 para hacerlo, y así poder tener referencias del ritmo que llevo. Mejor, así queda borrado de momento de mi cabeza el tiempo del primer kilómetro, seguramente nefasto. Tengo que hacer 4:12 por kilómetro, y apretar un poco al final, si es posible...
Afortunadamente, ya en el kilómetro 3 consigo correr a mi ritmo. Poco después tomamos la calle Santa Engracia y comenzamos la larga subida hacia la Plaza de Castilla. Al principio es fácil mantener el ritmo. En seguida llegamos al parque de bomberos, uno de los momentos más esperados por muchos corredores en esta carrera. Cada año da una inyección de energía en mitad de la cuesta pasar por delante de los bomberos, que sacan los camiones a la calle y tocan las sirenas para animar.
Más adelante, después de Cuatro Caminos la cuesta nos da un respiro en Bravo Murillo para continuar alternando repechos y falsos llanos hasta Plaza de Castilla. Aquí culmina la subida, se abre mucho el recorrido y se acumula bastante público, que no deja de animarnos aplaudiendo y gritándonos que ahora toca bajada. Llego con unos 40 segundos de más, con la intención de recuperarlos poco a poco en la bajada, aunque ésta tenga algún que otro repecho de subida corto, pero de buena pendiente.
El kilómetro 14 cae rozando la hora, y un poco más tarde llegamos al Retiro de nuevo, que habremos de rodear en parte hasta Atocha, para afrontar la subida decisiva desde la Plaza de Mariano de Cavia: una cuesta de pendiente acusada, temido por todos los corredores que lo han experimentado en otras carreras de 10 km en el entorno del Retiro y en la edición anterior de la media maratón. A este punto llego con unos 30 segundos de ventaja sobre mi ritmo de referencia: como era previsible, caen todos en la cuesta, pues las fuerzas ya se van apagando. En los últimos 2 kilómetros sólo queda aguantar sin perder más segundos, animados por la gran cantidad de público que nos va diciendo lo poco que queda.
Llegando a la última curva antes del paseo de coches voy mirando el suelo, concentrado en mantener el ritmo con las pocas fuerzas que me quedan, cuando oigo mi nombre y al levantar la cabeza veo... ¡ a las chicas de Zagros con sus cortavientos rosas dando gritos de ánimo ! Mª Jose, Vero, Charo... han venido a hacer la carrera de 5 km. Trato de sonreír y pronuncio un "hasta ahora", tomo la curva y encaro la última recta hasta la meta, abarrotada de público a los lados. Acelero un poquito y termino en tiempo de carrera 1:30:52, tiempo neto 1:29:02. No he podido mejorar marca pero por muy poco; con todo, ha sido una carrera muy buena.
Después de la meta, recojo mi mochila, voy por mi bici, y al encuentro de las chicas. Un poco más tarde nos reunimos con Maria, Ismael, Jose Luis y David, que también han hecho los 21097 m: hoy ha habido una buena representación del club en esta carrera.
Un día así no puede terminar de otra manera que delante de unas jarras de cerveza, comentando nuestras experiencias y haciendo planes para futuras carreras...
En la terracita donde paramos hay un montón de personas conocidas de distintos grupos que también han corrido, asi que toca rotar de mesa en mesa, hasta la hora de retirarse a comer. Ha sido uno de las mejores mañanas de running que recuerdo. Ahora, a concentrarse en el MAPOMA: unos días para descansar, algún test para decidir a qué ritmo correr, y otra vez a disminuír carga de entrenamiento hasta la cita el 25 de Abril.