miércoles, 17 de abril de 2013

Primer contacto con la ultra-distancia…


El pasado sábado 13 de abril tuve mi primer contacto con lo que seguramente sea la prueba deportiva de montaña de mi vida, mi primer ultra trail. Los organizadores (excelentes, como siempre) han preparado tres entrenamientos de cara al Gran Trail Peñalara del próximo mes de junio, con la intención de reconocer parte del recorrido, especialmente para la parte que transcurrirá por la noche.
Fue una experiencia increíble, hacer una actividad nueva, correr por el monte por la noche, con la compañía de unos cuantos ‘locos’ como yo, con luces en la cabeza y el alma llena de ilusión.
Después de dejar los coches en la llegada y acercarnos en la salida, charla técnica de expertos en este mundo como Pablo Criado (sabios sus consejos sobre el uso de los bastones, además de mostrar que con una simple goma y dos bridas lo de transportarlos puede ser realmente fácil…), tercer y cuarto puesto en dos años seguidos en la mítica ‘Tor des Geants’, 330 km por montaña con 24.000 me de desnivel acumulado, lo que ocupó mi cabeza durante los primeros kilómetros del entrenamiento, admirable gente como él, que no sólo termina la prueba sino que hace pódium. Los que me conocéis ya sabéis que si algo se me mete en la cabeza, who knows, algún día…
Fue duro por la adaptación a la oscuridad (bellísima), a la nieve (algunos tramos en los que había que tener cuidado, tanto en la subida como en la bajada de Maliciosa) y la temperatura (cero grados en la cima de Maliciosa), pero fue una experiencia maravillosa que podré repetir el sábado que viene en el segundo entrenamiento nocturno. La mayor lección que me llevé es que para el GTP habrá que tomárselo con mucha calma, va a ser muy largo y muy duro…
Pero mi cabeza también estaba en dos lugares: el primero, en casa, donde dejaba a mis dos joyas de la corona, esperándome como siempre, y el segundo en Elche, donde mis hermanos zagro-berrakos se iban a dejar la piel al día siguiente en la primera gran prueba de la temporada, demostrando una vez más lo grandes que son y lo lejos que están sus límites, si es que existen, cosa que dudo viéndoles a diario, uno se siente pequeño ante tanto gigante y tanta montaña…

Aitor Pasero

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