martes, 4 de junio de 2013

MI PRIMERA AVENTURA EN UN IRONMAN

Justo hace un año estaba escribiendo en el avión la crónica sobre el Ironman de Lanzarote desde el punto de vista del entrenador/espectador; hoy, un año después la visión de esta prueba ha cambiado ya que esta vez he sufrido-disfrutado el famoso Ironman del “viento”.
Yo creo que todo triatleta que decide hacer un Ironman lo hace con trasfondo o un porqué pues la preparación supone un enorme sacrificio en los que te vas a encontrar con momentos de bajón y cansancio y otros momentos que te crees un “pro”; sin embargo, es en esos días que no te apetece entrenar, que tu cabeza está rozando el límite cuando piensas en  porqué haces este reto y tú visión y estado de ánimo cambian por completo.
En esta aventura hay dos personas que han estado más cerca en el entrenamiento, Arturo y Rober, es más ¡no me librado de ellos ni el día de la prueba!, sin embargo, y  a pesar de no poder entrenar con el equipo de Zagros Triatlón, sus apoyos y fuerzas las he tenido muy presentes, porque una cosa se y la puedo decir bien alto Zagros Triatlón es un equipo, mejor dicho un “gran equipo” donde puedes sentirte respaldado y apoyado en cada momento ya sea del entrenamiento o prueba.
Una vez llegado a la tierra volcánica el ambiente triatleta se palpaba en toda la isla y aún más cuando nos dirigimos a La Santa a recoger el dorsal.
Al día siguiente vuelta de reconocimiento con la bici y bañito en el agua para “liberar” tensiones; por la tarde tocaba el momento de hacer el check-in y dejar todo perfecto para el día siguiente. Como anécdota, ( como dio Rober ) allí había más carbono que en la Formula 1, pero recuerdo una frase de Ángel:      “ las bicis hay que moverlas y sobretodo tanto carbono no sirve de nada en la carrera”.
Esto se acercaba y cuando me di cuenta sonó el despertador a las 4:30 de la mañana y allí que íbamos. El día no pintaba bien; tras la revisión de bici y ponerme el neopreno, lo inexplicable en Lanzarote ¡ comenzaba a llover !, nos dirigimos  a la línea de salida y un amigo me convenció para salir atrás del todo porque no se veía nada pero cometí un error ya que durante casi la primera vuelta ( 1900 m ) me tuve que pegar con todo cristo y adelantar a cerca de 800 personas con la consecuencia de salir del agua peor de lo que me esperaba 1 hora 18 minutos ( para otra ocasión me coloco en el medio e interior a que si Ángel ).


Salí del agua y tras hacer la transición y salir de la carpa comenzaba de nuevo a llover, así que me dije con calma y aún más ahora. Tras dejar atrás Yaiza nos dirigimos hacia el Golfo y por ahora todo pintaba bien pero a la hora de meternos en el Parque Nacional del Timanfaya el hombre del viento comenzó a soplar y los falsos llanos se convertían en puertos de primera ( sinceramente fue donde peor lo pasé porque veías que no avanzabas y el recorrido era medio plano ) pero tampoco me desesperé porque me encontraba bien de piernas así que al dirigirnos hacia la preciosa zona de Famara me encontré con Rober, que alegría, todo cambió, le pase unas cuantas barritas caseras y estuvimos un buen rato hablando hasta que volvió a salir el viento y más de cara no nos podía dar y encima tocaban las famosas curvas de Haría y luego Mirador del Río, sin embargo, cada vez me encontraba mejor, no se si porque mi mujer y Arturo me estuvieron grabando/siguiendo con una moto o por los plátanos que me zampaba pero cuando me di cuenta estaba viendo la isla de La Graciosa y llevaba 110 Km y me encontraba perfecto. Así que comencé a descender con cuidado y a “volar” porque ya no quedaba muchas más subidas excepto los famosos falsos llanos con viento. El  marcador de 180 Km ya lo dejaba atrás y tras haber hecho varias paradas y a pesar del día de “perros” con la lluvia al principio vi que entraba en 6 horas 50 minutos ( para mí el haber bajado de 7 horas fue un éxito ) así que estaba contento y lo mejor mis piernas seguían perfecta y sobretodo tenía claro que mi parte fuerte es la carrera.


Hice la transición tranquilamente y “a correr”, me planteé ir a 5:30/5:40 de media y más o menos así fue ya que la media maratón la pasaría en 1 hora 50 aproximadamente y hasta el kilómetro 30 todo marchaba más o menos excepto que tuve que entrar dos veces al servicio. Pero está claro si antes apareció el hombre del viento ahora vino el de los calambres y espasmos, si espasmos, lo que nunca me había pasado me empezaron a entrar espasmos pequeños en la mano izquierda y mis cuádriceps ya no respondían igual así que tome la decisión de parar tranquilamente en todos los avituallamientos y gracias al apoyo continuo de Arturo en la carrera, de Rober (que me lo cruzaba ), de mi mujer ( todo lo que ha tenido que aguantar ) y de  toda la energía que me trasmitíais todo el equipo de Zagros Traialón logre acabar el Ironman de mis sueños haciendo un tiempo de 12 horas 39 minutos, pero lo importante no es el tiempo sino el pasar por esa línea de meta y pensar el porqué has hecho esto, eso realmente no hay tiempo que lo mejore.



Óscar Álvarez

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