miércoles, 14 de abril de 2010

MEDIA MARATHON VILLA MADRID 2010... por Javi.

El pasado Domingo asistimos a una de las pruebas más esperadas del año: el Medio Maratón de Madrid 2010. Es una fecha estupenda para ponerse a prueba para el MAPOMA para los que se presentan, pero también un objetivo en sí mismo para muchos corredores. De hecho, para mí el medio maratón es la distancia más divertida: ni tan rápida y agónica como los 5 o los 10 km, ni tan larga y pesada como el maratón. Lo suficientemente larga para disfrutar un buen rato del recorrido, a un ritmo rapidillo pero con sensaciones agradables la mayor parte del tiempo.
El día amaneció tan bueno como se puede pedir. Despertador a las 6:45, desayuno con café y tostada como todos los días, y a a la cama otro ratito. La ropa para el desplazamiento hasta la salida, para la carrera y la post-carrera, el dorsal y todo lo necesario quedaron preparados el día anterior. A las 7:30 me empiezo a poner en marcha, y un rato después estoy en la calle con la bici: he decidido utilizar este medio de transporte para llegar hasta la salida. Me permitirá tener controlado exactamente el tiempo que tardo en llegar, y acercarme hasta la misma mesa donde se entregan el chip. Además, a esa hora un Domingo el paseo por las calles vacías de Madrid es una maravilla. Hace un fresco agradable, no frío. Pedaleo suavemente para no cargar las piernas, me sirve de calentamiento. Según me acerco al Retiro, por la calle Príncipe de Vergara, tengo oportunidad de explorar parte del recorrido que vamos a hacer después. Veo pasar motos de la Policía Municipal, agentes cortando las calles aledañas al recorrido. Paso por el kilómetro 15, y los voluntarios están ya organizando el puesto de avituallamiento, descargando un camión de botellas de agua y preparando las mesas donde las colocan... me voy metiendo en el ambiente.
Al entrar en el Retiro, me encuentro un hervidero de gente. De repente, un ambientazo. Tengo que desmontar porque no se puede circular y me acerco arrastrando la bici a pie a la Casa de Fieras, el mini zoo abandonado del Retiro. Aseguro la bici a los barrotes de lo que creo era la jaula del oso polar y me dirijo a pie a la entrega de chips. Tras recogerlo, espero un poco a los amigos que van a correr. No me gusta quedar formalemente antes de las carreras porque prefiero estar a mi rollo concentrado en la carrera, pero siempre decimos una hora y lugar orientativos, por si nos vemos un momento. Si no, no pasa nada, ya habrá tiempo para comentar la carrera despuñes frente a unas cañas. Hoy viene mucha gente conocida a correr y veo a algunos... un saludo rápido y al ropero a dejar la mochila. Por el camino encuentro a más gente. Entre ellos a uno de nuestros estupendos preparadores en Zagros, Roberto. Saludos rápidos y cada uno sigue con sus tareas previas a la salida.
Este año la temperatura es una delicia: después de dejar las cosas en el ropero y quedarnos con lo justo para correr, no hace nada de frío. Parece que dentro de un rato hasta puede que pasemos un poco de calor: el sol brilla, no hay ni una nube. Después de la temporada de invierno que hemos pasado, con frío y lluvia en casi todas las carreras, esto es una maravilla.
Me dirijo a la salida, con la intención de colocarme cerca de la liebre de 1:30. Mi objetivo es mejorar mi tiempo de 1:28:40 conseguido en la Media Maratón Ciudad Universitaria un par de semanas atrás. Me ha costado recuperarme de aquel esfuerzo, pero con la ayuda de los fisioterapeutas de Zagros (Gracias, Toni y Goyi !) me siento preparado por lo menos para bajar de 1:30. Toni me ha dejado las piernas estilo robocop, con un vendaje neuromuscular de color negro.
Parece que he estado demasiado relajado y me he acercado tarde a la salida, porque ya está abarrotada de gente y después de un rato serpenteando entre la multitud me encuentro completamente bloqueado en la zona de los corredores de 1:40. Imposible acercarme más. Con los nervios maldigo para mis adentros a todos los que están más adelante y no van a correr ni por asomo al ritmo que corresponde a ese puesto en la salida. Echo de menos un sistema de cajones como en la San Silvestre Vallecana. Bueno, al final la culpa es mía por no haber llegado antes. Espero pacientemente al pistoletazo de salida.
A las 9 dan la salida. Tardo del orden de 2 minutos en pasar por el arco de salida, caminando. En seguida puedo trotar un poco y empiezo a buscar huecos para adelantar, tratando de no malgastar demasiadas energías en zigzaguerar a través del gentío. Me doy cuenta de que se me olvidó poner el cronómetro a funcionar al pasar por el arco de salida, asi que toca esperar hasta el kilómetro 1 para hacerlo, y así poder tener referencias del ritmo que llevo. Mejor, así queda borrado de momento de mi cabeza el tiempo del primer kilómetro, seguramente nefasto. Tengo que hacer 4:12 por kilómetro, y apretar un poco al final, si es posible...
Afortunadamente, ya en el kilómetro 3 consigo correr a mi ritmo. Poco después tomamos la calle Santa Engracia y comenzamos la larga subida hacia la Plaza de Castilla. Al principio es fácil mantener el ritmo. En seguida llegamos al parque de bomberos, uno de los momentos más esperados por muchos corredores en esta carrera. Cada año da una inyección de energía en mitad de la cuesta pasar por delante de los bomberos, que sacan los camiones a la calle y tocan las sirenas para animar.
Más adelante, después de Cuatro Caminos la cuesta nos da un respiro en Bravo Murillo para continuar alternando repechos y falsos llanos hasta Plaza de Castilla. Aquí culmina la subida, se abre mucho el recorrido y se acumula bastante público, que no deja de animarnos aplaudiendo y gritándonos que ahora toca bajada. Llego con unos 40 segundos de más, con la intención de recuperarlos poco a poco en la bajada, aunque ésta tenga algún que otro repecho de subida corto, pero de buena pendiente.
El kilómetro 14 cae rozando la hora, y un poco más tarde llegamos al Retiro de nuevo, que habremos de rodear en parte hasta Atocha, para afrontar la subida decisiva desde la Plaza de Mariano de Cavia: una cuesta de pendiente acusada, temido por todos los corredores que lo han experimentado en otras carreras de 10 km en el entorno del Retiro y en la edición anterior de la media maratón. A este punto llego con unos 30 segundos de ventaja sobre mi ritmo de referencia: como era previsible, caen todos en la cuesta, pues las fuerzas ya se van apagando. En los últimos 2 kilómetros sólo queda aguantar sin perder más segundos, animados por la gran cantidad de público que nos va diciendo lo poco que queda.
Llegando a la última curva antes del paseo de coches voy mirando el suelo, concentrado en mantener el ritmo con las pocas fuerzas que me quedan, cuando oigo mi nombre y al levantar la cabeza veo... ¡ a las chicas de Zagros con sus cortavientos rosas dando gritos de ánimo ! Mª Jose, Vero, Charo... han venido a hacer la carrera de 5 km. Trato de sonreír y pronuncio un "hasta ahora", tomo la curva y encaro la última recta hasta la meta, abarrotada de público a los lados. Acelero un poquito y termino en tiempo de carrera 1:30:52, tiempo neto 1:29:02. No he podido mejorar marca pero por muy poco; con todo, ha sido una carrera muy buena.
Después de la meta, recojo mi mochila, voy por mi bici, y al encuentro de las chicas. Un poco más tarde nos reunimos con Maria, Ismael, Jose Luis y David, que también han hecho los 21097 m: hoy ha habido una buena representación del club en esta carrera.
Un día así no puede terminar de otra manera que delante de unas jarras de cerveza, comentando nuestras experiencias y haciendo planes para futuras carreras...
En la terracita donde paramos hay un montón de personas conocidas de distintos grupos que también han corrido, asi que toca rotar de mesa en mesa, hasta la hora de retirarse a comer. Ha sido uno de las mejores mañanas de running que recuerdo. Ahora, a concentrarse en el MAPOMA: unos días para descansar, algún test para decidir a qué ritmo correr, y otra vez a disminuír carga de entrenamiento hasta la cita el 25 de Abril.

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