domingo, 18 de abril de 2010

CUATRO TRIATLETAS RUBIAS Y UNA CARRERA DE 5 KILÓMETROS.

Luxemburgo, etapa prólogo del Tour de Francia 1989, Pedro Delgado se despista y llega 2 minutos 40 segundos tarde a la rampa de salida… son cosas que pasan.


Madrid, 11 de abril de 2010, prueba de 5km, 9:00h de la mañana. Acaban de salir los que corren la media, nosotras aún tenemos diez minutos, suficientes para entrar al baño a pesar de la cola y para calentar; es decir, andar bajo el sol hasta la línea de salida.
Luce el sol y todo va sobre el horario previsto: nos hemos levantado a las 7.00 horas a pesar de ser domingo, y hemos superado el primer impulso de mandar todo a rodar y quedarnos tan ricamente en la cama; “tenía fiebre”, excusa perfecta pero poco creíble así que, ¡arriba…!
Desayuno, ducha y vestuario, perfectamente coordinadas las mallas con la camiseta, los calcetines, las zapatillas, los cortavientos rosas…todo glamour…!; y deprisita al coche, que hemos quedado.
Salimos a la calle y primer descubrimiento: los domingos a las 8.00h las calles son reversibles, no sólo sirven para volver de juerga, también pueden ser utilizadas para ir a sitios. Llegamos al Retiro y segundo e insólito descubrimiento: a las 8.30 horas de un domingo hay problemas de aparcamiento. Alguien propone ir corriendo hasta el Retiro pero se impone la cordura: calentar cansa, y tenemos 5Km por delante…tranquilidad, que es domingo.
Son las 9.00 horas y hemos saludado a José Luis y a David, hemos cogido y colocado nuestros chips con suma elegancia en nuestro perfectamente coordinado vestuario y aquí estamos, esperando para entrar al baño (por llamar a eso de alguna manera, en ese momento hubiéramos deseado ser chicos). Somos cuatro mujeres y no se puede empezar una carrera sin entrar al baño… ya está, estamos listas.
Bueno, es el momento de calentar, así que buscando el solecito (andando deprisita más que corriendo) vamos hacia la salida… qué raro... nos parece entender que esperan a los primeros participantes en 15’…¿¿cómo?? ¡Pero si aún no hemos salido…!
¿Por qué hay tan poca gente en la salida? De hecho, ¿dónde está la salida...? Es más, ¿por qué no hay nadie…? Parecemos Eduardo Noriega en la Gran Vía de la peli: “Abre los ojos”.
¡¡No puede ser!! Hemos llegado tarde, ¿por qué no nos han esperado? No hay nadie a nuestro alrededor, somos mujeres y podemos llegar tarde aunque sea el día de nuestra boda, ¿no…?
Al fondo nos parece ver un grupo de gente que deben ser los últimos que salieron; echamos a correr con todas nuestras fuerzas, Charo tira y se incorpora al grupo, María José y Vero se paran (si no hay contra quién competir para qué seguir); Chus se pone nerviosa, tiene que completar la carrera o perderá la comida que se ha jugado… momentos de incertidumbre, ¡tanto madrugar para esto…!
¿Qué hacemos? De pronto descubrimos un atajo (sí, da un poco de vergüenza, pero nos quitamos 500 metros) y en ese momentos vemos pasar un cortavientos rosa, es Charo: “¡Charooooooo, estamos aquiiiiiií…!” y ahora sí empieza la carrera.
El recorrido es muy bonito y cómodo, es muy divertido tener la calle para ti, la temperatura es excelente y todo va muy bien hasta que de pronto aparece ELLA: la cuesta del “Ángel Caído”, ¡pero no se va a caer! Menuda pendiente tiene la cuesta, imposible estar derecho, insufrible, pero en fin: hay que terminar como sea.
Y finalmente terminamos; no estamos tan glamorosas como al principio pero hemos pasado un rato super divertido. Entre risas, decidimos ir a esperar a los chicos y a María que corren la media…vemos pasar a Javi y a Rober…, qué cara de fatiga llevan. No saben lo del atajo, se lo tenemos que contar para el año que viene.
Os dejamos, hemos quedado para ir viendo la colección deportiva de verano, ya veréis nuestro nuevo equipamiento en la carrera de la Mujer.

Bss,

Charo, Chus, María José y Vero

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