Por segundo año consecutivo, hemos decidido apuntarnos a la carrera popular Villa de Aranjuez. Ha sido difícil elegir, ya que la carrera de Navidad de Cercedilla también apetecía mucho. Finalmente, el perfil de Aranjuez nos ha tentado para ver si podemos hacer mejor marca personal.
Además de estar muy bien organizada, la carrera es una estupenda excusa para pasar el fin de semana en Aranjuez, visitar el palacio, pasear por los jardines... El sábado decidimos dejar el coche en casa y tomar el cercanías. Llegamos a la hora de comer y pasamos la tarde en el palacio y en los jardines del Parterre y de la Isla. Al anochecer hace un frío intenso, así que nos refugiamos en el hotel para acostarnos pronto.
El domingo amanece con una temperatura de ocho grados bajo cero. Afortunadamente, el día está completamente despejado y hay un sol y una luz estupendos... para el inicio de la carrera la temperatura rondará los cero grados. La cita es a las 12 de la mañana: una maravilla a la que no estamos acostumbrados en Madrid, donde todas las carreras son tan tempranas aunque sea otoño-invierno y haga un frío que pela. Tenemos mucho tiempo para desayunar, prepararnos tranquilamente y esperar a los que vienen de Madrid.
Hacia las once de la mañana nos dirigimos a por los dorsales. Este año hay una grata novedad: la salida se organiza por cajones, como en la San Silvestre Vallecana. El reparto de dorsales y el guardarropa, organizado en el gimnasio de un colegio cercano funcionan de maravilla, y en un par de minutos ya estamos calentando. Poco más tarde nos dirigimos a los cajones de salida. Yo estoy en el de 40 - 45 minutos, y tengo la intención de estar uno más adelante el año que viene.
A las doce en punto, disparo de salida. Los primeros metros tienen una ligera pendiente ascendente, pero en seguida empezamos a bajar también muy suavemente. La salida por cajones no impide que los primeros dos kilómetros corramos un poco apelotonados, deseando que la carrera se estire y podamos correr cada uno a nuestro ritmo, entre otras cosas para entrar en calor. En el segundo kilómetro ya llevo 20 segundos de más para poder cumplir mi objetivo de hacer menos de 40 minutos. En el tres y el cuatro voy a conseguir recortar casi 10 segundos. Llegando al cinco entramos en el Jardín del Príncipe por la puerta de la Casa del Labrador. Es un lujo correr por dentro de los jardines, por donde transcurren al lado del Tajo los kilómetros 5 y 6 y 7. En el 6 consigo recortar a duras penas un par de segundos, pero me siento muy al límite, me cuesta mantener el ritmo. En el 7 ya vuelvo a perder segundos... llevo otra vez veintitantos de más. Trato de concentrarme en no bajar el ritmo, pero las piernas están bastante cargadas. Me acuerdo del entrenamiento de carrera + bici indoor del viernes: quizá lo debería haber hecho más suave. Ahora ya no merece la pena pensar en eso, la verdad es que fue el último entrenamiento del club del año, estábamos todos más las visitas, había muy buen ambiente... en fin que uno se emociona, se olvida que el domingo hay que estar para darlo todo, y se deja llevar. Después del kilómetro 8 el circuito da una vuelta amplia hacia la meta, con un (muy) pequeño repecho tras el que llega el 9 y ya sólo queda una recta con pendiente muy favorable para hacer el ultimo esfuerzo. Ya no voy a poder bajar mi marca del año pasado, de 40:15, pero en ese último kilómetro voy a ir a tope, para quedarme lo más cerca posible. Consigo hacer ese último kilómetro rozando los 4 minutos, pero con lo que había perdido durante el resto de carrera termino en 40:35: no pudo ser (todavía), pero la verdad es que esta es una carrera que disfruto muchísimo, así que quedo razonablemente satisfecho y me dirijo al guardarropa a abrigarme y luego a la meta con el público a ver entrar a mis compañeros, alrededor de los 50 minutos.
Tras una ducha caliente en el hotel, nos damos un buen festín y luego el último paseo antes de volver a Madrid, mientras hago propósito de entrenar más, y volver de nuevo el año que viene a hacerlo mejor. Esta es una de las carreras más recomendables de las que me propongo hacer todos los años... ¿Os venís el que viene?
Un beso,
Javier
Además de estar muy bien organizada, la carrera es una estupenda excusa para pasar el fin de semana en Aranjuez, visitar el palacio, pasear por los jardines... El sábado decidimos dejar el coche en casa y tomar el cercanías. Llegamos a la hora de comer y pasamos la tarde en el palacio y en los jardines del Parterre y de la Isla. Al anochecer hace un frío intenso, así que nos refugiamos en el hotel para acostarnos pronto.
El domingo amanece con una temperatura de ocho grados bajo cero. Afortunadamente, el día está completamente despejado y hay un sol y una luz estupendos... para el inicio de la carrera la temperatura rondará los cero grados. La cita es a las 12 de la mañana: una maravilla a la que no estamos acostumbrados en Madrid, donde todas las carreras son tan tempranas aunque sea otoño-invierno y haga un frío que pela. Tenemos mucho tiempo para desayunar, prepararnos tranquilamente y esperar a los que vienen de Madrid.
Hacia las once de la mañana nos dirigimos a por los dorsales. Este año hay una grata novedad: la salida se organiza por cajones, como en la San Silvestre Vallecana. El reparto de dorsales y el guardarropa, organizado en el gimnasio de un colegio cercano funcionan de maravilla, y en un par de minutos ya estamos calentando. Poco más tarde nos dirigimos a los cajones de salida. Yo estoy en el de 40 - 45 minutos, y tengo la intención de estar uno más adelante el año que viene.
A las doce en punto, disparo de salida. Los primeros metros tienen una ligera pendiente ascendente, pero en seguida empezamos a bajar también muy suavemente. La salida por cajones no impide que los primeros dos kilómetros corramos un poco apelotonados, deseando que la carrera se estire y podamos correr cada uno a nuestro ritmo, entre otras cosas para entrar en calor. En el segundo kilómetro ya llevo 20 segundos de más para poder cumplir mi objetivo de hacer menos de 40 minutos. En el tres y el cuatro voy a conseguir recortar casi 10 segundos. Llegando al cinco entramos en el Jardín del Príncipe por la puerta de la Casa del Labrador. Es un lujo correr por dentro de los jardines, por donde transcurren al lado del Tajo los kilómetros 5 y 6 y 7. En el 6 consigo recortar a duras penas un par de segundos, pero me siento muy al límite, me cuesta mantener el ritmo. En el 7 ya vuelvo a perder segundos... llevo otra vez veintitantos de más. Trato de concentrarme en no bajar el ritmo, pero las piernas están bastante cargadas. Me acuerdo del entrenamiento de carrera + bici indoor del viernes: quizá lo debería haber hecho más suave. Ahora ya no merece la pena pensar en eso, la verdad es que fue el último entrenamiento del club del año, estábamos todos más las visitas, había muy buen ambiente... en fin que uno se emociona, se olvida que el domingo hay que estar para darlo todo, y se deja llevar. Después del kilómetro 8 el circuito da una vuelta amplia hacia la meta, con un (muy) pequeño repecho tras el que llega el 9 y ya sólo queda una recta con pendiente muy favorable para hacer el ultimo esfuerzo. Ya no voy a poder bajar mi marca del año pasado, de 40:15, pero en ese último kilómetro voy a ir a tope, para quedarme lo más cerca posible. Consigo hacer ese último kilómetro rozando los 4 minutos, pero con lo que había perdido durante el resto de carrera termino en 40:35: no pudo ser (todavía), pero la verdad es que esta es una carrera que disfruto muchísimo, así que quedo razonablemente satisfecho y me dirijo al guardarropa a abrigarme y luego a la meta con el público a ver entrar a mis compañeros, alrededor de los 50 minutos.
Tras una ducha caliente en el hotel, nos damos un buen festín y luego el último paseo antes de volver a Madrid, mientras hago propósito de entrenar más, y volver de nuevo el año que viene a hacerlo mejor. Esta es una de las carreras más recomendables de las que me propongo hacer todos los años... ¿Os venís el que viene?
Un beso,
Javier
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